domingo, 8 de abril de 2012

Aviso en Alternativa Teatral

Crítica en Show on line de María Belén Spenser

Viva el teatro nacional:
“Las de Barranco”


 Ir a ver teatro nacional es siempre una linda experiencia en tanto nos enfrenta con lo más genuino de nuestra identidad como argentinos, siempre y cuando, la este tan bien interpretada, que podamos entrar en ese mundo ficcional como si fuera un pedazo de verdad.
Es el logro de la obra de Zaida Mazzitelli, con unos actores tan sólidos que hace difícil de creer el hecho de que algunos de ellos sean aun estudiantes. Si bien la escenografìa no es dinámica, es siempre es mismo espacio escénico y no hay variaciones muy significativas de iluminación o musicales que ayuden a generar un clima, la verdad aparece desde el cuerpo de estos actores, que son la vedette de esta obra.
El texto fluye, los personajes están bien delineados y diferenciados entre si, es clara la puja de fuerzas en el conflicto, y los momentos de tensión llegan tan naturalmente, que sorprenden al espectador. Y hasta llegan a incomodarlo.
Vale destacar la increíble actuación de Anabela Denàpole, en el rol de Doña María, una viuda madre de tres hijas que regenta una pensión, y especula con los beneficios de los pretendientes de sus hijas para sacar un provecho y así salir de la miseria. Desde el “Jardín de los Cerezos” en Andamio 90, que no se ve alguien con tanta presencia escénica. La mujer es el eje de la obra, hace suyo el papel, logra generar lástima, amor, odio y hasta risa, a pesar de ser un personaje tan oscuro. Como actriz, muestra tal multiplicidad de matices expresivos con sus respectivos tránsitos emocionales, que se podría llegar a creer que Doña María existe.
Quizás por el estatismo del espacio escénico, los actores se vean en ciertas partes con cierta tensión en sus cuerpos, o ausentes con respecto a la acción principal, pero eso sería afilar demasiado el lápiz.
Esta versión de un clásico nacional es casi perfecta, nos pinta de cuerpo y alma, a pesar de la distancia temporal, es eso lo que somos, y los actores son tan geniales, que uno parece haberse internado en el fuel del tiempo y asistir a esa historia como si realmente hubiese ocurrido. Felicitaciones.

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Crítica en Luna Teatral de María de los Ángeles Sanz

Gregorio de Laferrere escribe Las de Barranco como un monólogo para la actriz característica Orfilia Rico1, a quien admiraba y consideraba profundamente. Cuidadoso del texto y de la palabra, era a la única que le permitía “morcillar”, es decir, introducir en plena escena, algún bocadillo de su factura. Viendo que la idea daba para más, surge luego la obra como la conocemos, con sus personajes livianos tan cercanos al vaudeville, y con sus personajes centrales que llevan adelante, con la figura de Doña María como centro, la tensión dramática que se plantea en esa familia de clase media baja por la supervivencia. Porque si en otras comedias de la época, tallaba el ser y el parecer de sus personajes, que querían aparentar un bienestar económico y social que no tenían, en la obra Laferrere va más allá y  son dos los nudos gordianos que la intriga desarrolla. Por un lado, la necesidad de vivir todos los días a cualquier costo y por otra parte, el lugar que ocupa la mujer en esa red que teje la sociedad, dejándola con escasos recursos para realizarse con decencia. En el entramado entre Doña María y sus hijas, Pepa, Manuela y Carmen, surge otra textura que es la relación entre Carmen y Linares, y la opción de seguir siendo un instrumento de la autoridad materna dentro de una casa que a vistas claras se derrumba, o escapar a través de una figura masculina que introduce otra línea de fuerza, ausente en ese territorio; a pesar de saber que su consecuencia es la estigmatización  de todos. Zaida Mazzitelli, como directora privilegia la primera cuestión y el punto de vista pasa por el personaje central de esa madre desaforada. La interpretación de Anabela Graciela Denápole, es contundente y recuerda a lo que uno puede recordar por las viejas películas argentinas del desempeño de las actrices del campo del actor nacional, es naturalmente verosímil, su Doña María es toda lo cínica, egoísta y ciega que se merece. La composición de Pepa que lleva adelante Lucía Scotto di Carlo, “muerde”, pasa de la furia a la ternura sin llegar al patetismo, y también uno siente que el texto la atraviesa, al igual que a Manuela, Laura Ledesma, que construye su tilinga con gracia y sin excesos. Los personajes que acompañan desde el coro los acontecimientos; Manuel Heredia, Maricel Vicente, Gustavo Brenta, María Cecilia Cabrera, Rubén Ramírez y Horacio Serafini, cumplen su rol con el ritmo esperado para una pieza que tiene como marco un género donde las entradas y salidas de personajes y sus equívocos son la regla a seguir. El personaje de Carmen, central en ese triángulo entre Doña María y Linares, como antes lo ha sido entre Doña María y cada uno de los posibles salvadores ocasionales, es por su ambigüedad de difícil factura. Entre la resignación y la obediencia, con algunos arrebatos de rebeldía sofocados por el deber filial, y liberados por el amor que finalmente le da la fuerza que le faltaba, requiere un grado de sutilezas que no siempre estuvieron presentes en María Eugenia Gómez y su criatura, incómoda en los momentos de retroceder ante el embate materno, se luce más cuando el dueto se establece desde el enfrentamiento decidido, y su actuación crece en los momentos finales con mayor naturalidad. Los personajes masculinos centrales, Morales, Alberto Romero y Linares, Matías Broglia, resuelven bien su rol, con más fuerza y credibilidad el primero que el segundo. En ese ir y venir incesante de los personajes que se muerden la cola unos a otros, en un último intento de Doña María de detener su fracaso, los pesados cortinados  como biombos son funcionales a la escenografía, que se inclinó por un minimalismo atemporal. No así el vestuario, que imponía, y sino del todo, anclaba la pieza en su fecha de estreno. Los sonidos en la extraescena, como así también las voces resumen de alguna manera un texto largo, que la dirección podó en algunos momentos, cerrando actos con la iluminación, cortando situaciones más extensas en la letra de la pieza. Laferrére, a través de una situación individual, la pensión de una viuda del capitán Barranco, pone en acto una realidad de su época que conocía muy bien. Denuncia sin alegato, sino haciendo vivir a sus personajes las dificultades y los sinsabores de una etapa del ser nacional que se construía entre un pasado de glorias confusas, y un presente indescifrable, en la creciente Buenos Aires cercana al Centenario.


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domingo, 18 de marzo de 2012

Mención de Víctor Hugo Morales en Radio Continental

"Estupendas actuaciones, un elenco numeroso. Si trabajan con (Agustín) Alezzo, no pueden ser menos que buenos".

Víctor Hugo Morales, "La mañana", Radio Continental, AM 590
Emisión del 16 de marzo de 2012

Crítica en Arte en Buenos Aires de Héctor Alvarez Castillo

En la actualidad, dar a la escena Las de Barrancoes un desafío para la dirección y los actores que la acompañan. Asoma el inconveniente de pensar y exhibir un mundo que ya no es. La obra está escrita para otra sociedad, por más esfuerzos o vueltas que se puedan dar en su puesta e interpretación. Vemos personajes que reviven estereotipos de otra época, de un orden social que sabemos que alguna vez fue así, pero que hoy está poderosamente lejos del nuestro. No sólo nos separa un siglo de aquellos días, nos distancia un concierto de valores y conductas.
Cada momento histórico engendra sus propios dramas, entonces lo que expresa Las de Barranco: ¿hasta dónde nos conmueve? ¿Hasta dónde un teatro que no nos habla acerca de lo que nos concierne ni de lo que somos, atrae su representación? El riesgo de quedar fuera de foco del interés de los espectadores, es el mayor reto de esta iniciativa.
Existe la atracción del humor, que entendemos es lo que sale airoso de la pieza en la comparación con el contenido dramático que de alguna manera la constituye con prioridad de otros elementos. Hablo del humor recreado mediante la voz, el vértigo escénico y el trabajo físico de los actores, que crea un lazo constante con el público ante este texto de 1908. Desde su estreno en ese año, por la compañía de Orfilia Rico, en el Teatro Moderno de la ciudad de Buenos Aires, Las de Barranco ha sido una pieza esencial del teatro argentino que surge de temas que hacen al ambiente y a la sensibilidad de los espectadores. A diferencia de otros textos, en algún aspecto atemporales, esta obra está unida entrañablemente a su época. Esto sin que se entienda que se condena a la no representación a creaciones de periodos anteriores. 

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Mención en la agenda de Suplemento Ñ - Clarin


Publicado el 19 de marzo de 2012

sábado, 10 de marzo de 2012

Crítica en Red Teatral de Gustavo Martín Scuderi

La necesidad de un padre...


Las de Barranco de Gregorio de Laferrere, en primer lugar es un necesario acercamiento a tan importante escritor, que supo ser también periodista y político, metiéndose en el mundo del teatro por afición. En todas sus obras supo tratar historias básicamente de pérdidas y triunfos, escribiendo en la mayoría de las veces comedias costumbristas, de una forma elegante.

En la obra que nos trae, en cuestión, están claramente todos los elementos de tan importante personaje; en otro querido espacio como lo es el Teatro del Ángel. Dirigida por Zaida Mazzitelli, diseñadora grafica, actriz, relativamente nueva en este marco, quien supo llevar adelante en esta ocasión una versión de la obra con aciertos y logrando un aprobado más que nada por ciertos aspectos que levantan a la obra en sí.

La historia se cuenta en cuatro capítulos, desarrollando la oprimida vida que le hace vivir a Carmen su déspota madre Doña María, una viuda con una situación económica deficiente y que ve en la bella Carmen su salvación; ya que todos los hombres con tal de acercarse a ella, dejan para la Doña un diezmo, ya sea en productos, servicios y hasta una simple medicina. Carmen tiene dos hermanas que justamente no son tan agraciadas como ella, Manuela una eterna inocente y enamoradiza niña y Pepa el patito feo de la familia pero la que más sabe lo que quiere cuando se le aparece la oportunidad. La vida de Carmen cambia cuando aparece el verdadero amor en Linares y las mentiras de Doña María poco a poco empiezan a caer.

Párrafo aparte merece el motor de la historia y de esta versión, la actriz que interpreta a Doña María, Anabela Graciela Denapole, es increíble que ella no tenga una larga carrera, es descollante su interpretación, en su entonación al hablar es perfecta, sus movimientos y sus diálogos son exquisitos, cuando aparece en cuadro es imposible sacar la mirada de ella. La acompaña y también siendo un punto positivo en su realización Lucia Scotto di Carlo como Pepa, muy divertida su interpretación. En si el elenco esta correcto, pero no debemos olvidar que el actor deja de serlo cuando realmente nos olvidamos de él y aparece el personaje, en este caso no todos lo logran, al papel de Carmen otro de los personajes más importantes de la historia y al de Linares les falta la energía que el correr de las funciones seguro les va a dar a María Eugenia Gómez y a Matías Broglia. Completan el elenco Manuel Heredia, Maricel Vicente, Laura Ledesma, Alberto Romero, María Cecilia Cabrera, Rubén Ramírez y Horacio Serafini.
Una obra digna de ver, en si por su prosa y por la calidad de interpretación de su protagonista, un teatro serio y hecho para ser escuchado.

Versión completa en Red Teatral

domingo, 12 de febrero de 2012

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Las de Barranco es una obra de teatro clásica, una excelente pieza para trabajar en la escuela en equipo, docentes y alumnos. Por ello te proponemos que reunas tu grupo escolar
 y organicemos una función especial. 
Comunicate con nuestra compañía por email lasdebarrancoteatro@gmail.com o por teléfono al 15 54151622 (Roxana) para coordinar esa cita con el teatro.

¡Esperamos tu propuesta!

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El viernes 2 de marzo a las 21 hs estrena Las de Barranco

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